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A olvidarse de la carrera corta: ¿cómo mejorar la productividad de la construcción en pandemia?

Chile es el penúltimo país del ranking de productividad en la construcción entre los países de la OCDE. ¿Qué significa esto? Que con los mismos recursos, la industria local es una de las que logra construir menos entre sus comparables.
Esto según el último informe de productividad realizado entre la Comisión Nacional de Productividad (CNP), la Cámara Chilena de la Construcción (CchC) y Matrix Consulting.

Ahora bien, de acuerdo a nuestros datos generados en DRS Ingeniería y Gestión, en las ultimas aperturas de licitación ha existido un alza del precio de la construcción entre 2 y 6%. El alza del Cobre, el incremento del precio del PVC, los problemas en la importación y traslado de materiales, además de los protocolos Covid en obra, son algunas de las causas. ¿Cómo mitigar esta alza
mientras aumentamos la productividad?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que muchos de estos factores son coyunturales. Siendo uno de los principales, la baja de rendimiento por protocolos sanitarios.

Por supuesto que el Covid-19 ha impactado en este punto, no sólo por los periodos de cuarentena, sino que también por el tiempo que significa para el trabajador el hecho de cumplir con todos los protocolos en obra. Desde bajar 15 minutos antes para almorzar en un aforo reducido, a disminuir la cantidad de personas que pueden utilizar un montacargas. Esto sumado a las pausas obligatorias de lavado de manos y recambio de mascarillas, termina consumiendo un tiempo no menor dentro de la jornada y que no se recupera.

Según nuestros análisis, esto puede llegar a un promedio de 45 minutos al día, lo cual ciertamente aumenta el gasto general de la obra. Considerando que cada mes adicional son alrededor de 3.000 UF de gastos extras. ¿Cómo combatimos
esto? Vamos por parte:

Lo primero es tener en cuenta estos temas a la hora de elaborar un proyecto y para los que ya están en proceso, analizar cómo pueden reducir estos costos en todos los frentes. Esto con el fin de realizar la debida gestión de la licitación y del contrato y que podamos actualizar precios de forma específica.

 Otro punto fundamental y que va más allá de la condición sanitaria es la industrialización de los proyectos y la especialización de los colaboradores. Por una parte es lógico pensar que mientras menos mano de obra necesitemos, mayor será nuestra eficiencia. Esto pues ya no es necesario tener a los proveedores de cerámica, grifería, WC y luego al instalador sanitario para implementar un baño, cuando perfectamente podemos conseguirlo prefabricado.

 Pero ante este proceso también vamos a requerir una mano de obra capaz de adaptarse a las nuevas tecnologías y que también esté preparada ante circunstancias como las que vivimos hoy con la pandemia.

El tema es que la mayoría de estos cambios son de largo aliento, requieren actualizaciones, capacitación de personal y nadie quiere dar el primer paso. La pregunta siempre es: ¿dónde más ha resultado esto? Entonces, sino partimos nunca, no esperemos llegar a la meta. Tenemos que olvidarnos de la carrera corta.

Finalmente, ante un escenario tan variable como el de hoy, cabe destacar que una buena asesoría es clave. La incertidumbre se combate con datos. Estando atento a las variaciones del mercado para así poder tomar la mejor decisión en el momento preciso, pues se está sólo a un paso de tener un cierre contractual errado y terminar pagando mucho más de lo que corresponde.

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