En los últimos meses, hemos enfrentado una de las crisis globales más importantes que se haya visto en la historia. En el caso de la construcción, la continuidad de los proyectos de infraestructura crítica requirió del esfuerzo coordinado de distintos actores públicos y privados, con el fin de mantener los procesos de abastecimiento, asegurar la operación de los proveedores y empresas involucradas, además de resguardar la seguridad de los trabajadores que trabajan en estas faenas. Considerando todos estos factores, ¿estamos preparados para una segunda ola del Covid-19?
Para responder a esta pregunta y entregar sus proyecciones para la industria este 2021, el pasado jueves 14 de enero, DRS Ingeniería y gestión llevó a cabo un webinar que contó con la participación de José Manuel Mutis, Gerente de la División de Energía e Infraestructura de DRS, Cristián Vivanco, Subgerente de proyectos de Transmisión de Saesa y Arturo Rengifo, Jefe de la Unidad de Energía de DRS.
Pandemia de la incertidumbre
Antes de poder contestar a la interrogante que nos convoca, es necesario hacer un poco de memoria y recordar cómo comenzó la situación en marzo del 2020. “La pandemia no llevaba mucho tiempo en nuestro país y todavía lo veíamos como algo ajeno. El desconocimiento y la incredulidad predominaban, causando bastante temor”, recuerda Rengifo.
“En un caso en particular de una obra que tenemos en el sur, se nos contagió un trabajador de la empresa contratista. Él dejó la obra y cumplió con su cuarentena, pero a su regreso nadie quería tener mucho contacto con él por miedo a contagiarse y no sabían bien cómo reincorporarlo”, relata.
Este caso dio pie a la generación de estrictos protocolos en conjunto con la empresa contratista y con el apoyo de la Mutual de Seguridad Generamos un protocolo en conjunto con la empresa contratista, apoyados por la mutual de seguridad. “Gracias a esto, pudimos ordenarnos, calmar un poco las aguas y lograr un flujo de reintegro normal, una vez los trabajadores contaran con las resoluciones sanitarias correspondientes”, destaca.
Medidas Clave
Ya mientras avanzaba el 2020 y la situación se iba volviendo más clara, surgieron medidas de prevención y seguridad que fueron claves para continuar operando en estas obras que fueron consideradas indispensables para el país, como es el caso del sector energía.
DRS determinó 3 grandes categorías de estas medidas indispensables para la industria:
Nivel 1: Exigencias de la autoridad sanitaria.
Nivel 2: Protocolos publicados por la Cámara Chilena de la Construcción.
Nivel 3: Requerimientos definidos en conjunto con los clientes dentro de cada obra.
“El uso de las mascarillas ya es universal, pero hubo decisiones fundamentales que fueron tomadas en obra y que pasaron a ser parte de los protocolos individuales de cada proyecto. Por ejemplo, en conjunto con un cliente que tenemos en el norte, implementamos vuelos chárter para el transporte seguro y sanitizado de los trabajadores”, subraya Rengifo.
Protocolos en proyectos de transmisión
“Partimos tomando a la ligera. La crisis parecía algo muy lejano, que estaba sucediendo en China y que no nos iba a afectar en este lado del mundo, pero llegó marzo y de un momento a otro estábamos inmersos en esta problemática. Es así como decidimos paralizar todas nuestras obras y sentarnos a pensar con la cabeza fría cuáles eran las mejores medidas para abordar los proyectos de forma segura”, relata Cristián Vivanco.
De esta manera, Saesa determinó 3 pilares fundamentales para su estrategia de prevención y control del virus:
- Prevención de contagio: Esto mediante campañas de información en terreno, registros diarios de temperatura, encuestas de salud y asegurándonos de que cada uno de los trabajadores fueran embajadores de esta nueva cultura de la prevención y seguridad tanto en sus núcleos familiares, como en el trabajo.
- Prevención de transmisión viral: Implementación de todas las medidas sanitarias de distanciamiento social, lavado de manos, sanitización de transportes y herramientas, entre otros. En este punto se identificaron los focos específicos de mayor propagación y se determinaron las acciones a tomar. Por ejemplo, “en transporte tomamos medidas de identificación y estandarización de asiento por trabajador, manteniendo distancia social obligatoria e identificación de contactos cercanos, El ingreso del personal a los buses es controlado y bajo registro, tratando de mantener las cuadrillas juntas en todo momento”.
- Contención del brote: Derivación a examen PCR en caso de aparición de sintomatología en algún colaborador, generando trazabilidad y determinación de contactos estrechos y cercanos, mediante focos de control. Esto acompañado de una entrevista al trabajador para determinar contactos fuera de los focos controlados y de la implementación de cuarentenas preventivas.
Lecciones Aprendidas
“Sin duda la mayor lección aprendida fue la capacidad de flexibilidad y adaptación a los cambios. Tenemos personas que nos han demostrado esta capacidad de forma increíble. Ya sea por cambios de turnos o la disminución de personal en las camionetas, el hecho es que surgió el valor de la colaboración y la empatía. Tenemos que confiar más en nuestra gente”, valora Arturo Rengifo.
“Si bien la gente está cansada, aburrida de usar mascarillas y de todas las restricciones, no podemos bajar los brazos. Ha habido un aprendizaje sobre el autocuidado. La gente ha tomado conciencia ante la aparición de este cisne negro que nadie sabía bien cómo enfrentar y fue gracias a estas medidas que hemos implementado que logramos controlar el virus en obra, retomamos las faenas, evitamos la paralización total y tuvimos sólo una cuadrilla contagiada dentro de todos nuestros proyectos, más un par de casos aislados, lo cual es muy valorable y nos demuestra que podemos construir en pandemia”, resume Cristian Vivanco.
“Esto llegó para quedarse y no sabemos cuántas olas más podrán venir, pero el hecho es que tenemos un mayor nivel de conocimiento, con protocolos que funcionan y nos permiten mantener nuestras obras operativas. Por supuesto, de nada sirven estas medidas si no inculcamos dentro de nuestras costumbres los hábitos de prevención necesarios. ¿Estamos preparados para una segunda ola?, nunca podremos estarlo al 100%, pero tenemos las capacidades para enfrentarla de una mejor manera”, concluye José Manuel Mutis.