Por Arturo Rengifo
Jefe de Unidad Energía DRS Ingeniería y Gestión,
Ingeniero Constructor, Magister en Gestión de la Construcción.
Sin lugar a dudas, la industria de la generación eléctrica ha tenido un gran impacto en su transición en los últimos años, con la necesidad inapelable de implementar sistemas de generación eléctrica que sean capaces de convivir con el medio ambiente. El cambio climático, la explotación excesiva de recursos naturales en algunos casos y el avance en la escasez hídrica que se ha podido evidenciar en las últimas semanas, no han hecho más que confirmar la importancia de las ERNC.
Pero la construcción y puesta en servicio de plantas fotovoltaicas o parques eólicos, sistemas de los cuales nos podremos beneficiar dada la reducción de emisiones de CO2, independencia de insumos fósiles, menores costos en la producción de electricidad, entre otros; llevan consigo un desafío adicional, controlar los cambios repentinos de oferta y demanda del sistema eléctrico, dada la llamada variabilidad instantánea del recurso eólico o las rampas de subida y bajada en el caso de la generación solar fotovoltaica.
Para lograr que el sistema eléctrico se adapte a estos cambios, los sistemas de almacenamiento de energía juegan un rol fundamental, dado que, al tener un denominado “atributo de flexibilidad”, nos permiten almacenar la energía generada en tramos de tiempo con mayor viento o en horarios el día con mayor radiación solar, y disponerla de forma más lineal.
Estos sistemas de almacenamiento están tomando mayor protagonismo en el mercado eléctrico conforme va aumentando la demanda por sistemas de ERNC, y como sabemos que en Chile se requiere multiplicar la capacidad instalada, también se debe fortalecer el crecimiento de los sistemas de almacenamiento y, por ende, su regulación. Si bien la ley 20.936 reconoce el almacenamiento en el sistema eléctrico, varios expertos afirman que se debe complementar.
La noticia auspiciosa es que los costos de inversión para sistemas de almacenamiento han ido descendiendo, por lo que los sistemas de baterías de litio o bombeo serán cada vez más competitivos.
En conclusión, se observa una oportunidad para la industria del mercado eléctrico para generar y almacenar de forma continua energías limpias a un costo menor, que pueda ser traspasado a los clientes de forma eficiente, con el fin de que la energía eléctrica sea un aporte no solo para la comunidad, dado su importante uso y potencial bajo costo, sino también para el medio ambiente y la armonía con la fauna y los recursos naturales.
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